Aldo Hinojosa
El marketing viral polémico de Fabián Cháirez

Por Aldo Hinojosa
En 2019, Fabián Cháirez junto a autoridades “culturales” del estado montaron una campaña de marketing viral polémico publicitando una exhibición colectiva en Bellas Artes con una decoración creada por él, que mostraba a Emiliano Zapata desnudo y mal proporcionado, montando un caballo (aún más desproporcionado) y usando tacones. Tan grande fue el escándalo, que incluso fue aprovechado por grupos de poder para hacer negociaciones políticas con el gobierno en turno, y el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que salir a defender a Cháirez que, cobardemente, se desdijo de su obra en televisión, declarando que él no había pintado a Zapata y que era el público quien se lo imaginaba.


Seis años después, el decorador vuelve con un nuevo escándalo, pero esta vez de la mano de funcionarios, con nulo criterio y sentido común, de la UNAM, presentando una exhibición, en la Antigua Academia de San Carlos, de pinturas de religiosos sexualizados, envueltas en un chiste de doble sentido, propio de un adolescente. No es obra reciente, sino de años pasados que incluso, ya ha sido utilizada para marketing de diversos artículos.


En un mundo donde el auge de la ultraderecha fascista amenaza a toda forma de vida que no se ciñe a las reglas de los ultra-ricos que hoy dirigen al mundo, Cháirez sabía perfectamente que sus decoraciones de antro enfadarían a grupos conservadores religiosos que no se quedarían de brazos cruzados. Y hoy, su marketing ha escalado al grado deseado, pues el infame Poder Judicial ha suspendido su exhibición. El decorador ha conseguido su propósito nuevamente, estar en el centro de la polémica, ser el objetivo del reflector y que todo el mundo lo lea como una víctima y se solidarice con él, porque ¿Quién podría estar en contra de la libertad de expresión?


Tampoco es que descubra el hilo negro, hace casi 40 años Madonna hizo lo mismo y, si hay alguien que sabe lucrar mezclando la sexualidad, la población LGBT+, los íconos religiosos y el escándalo, es ella. Y es que el marketing tiene fórmulas eficaces para la fama. Estas fórmulas probadas y detalladas en un A, B, C han sido usadas hasta el hartazgo para vender, porque de eso se trata este marketing, de provocar incomodidad e indignación al utilizar símbolos sociales, como los religiosos, para lucrar a través el descontento y el mal gusto. Prueba de ello son las múltiples campañas de Calvin Klein donde sexualiza a menores de edad, donde se hacen guiños al porno, a la violencia sexual y donde se utiliza a la población LGBT+ como estandarte de inclusión.


O aquella campaña de Balenciaga que mezclaba menores de edad con sadomasoquismo. Cabe mencionar que, al menos la publicidad maneja estándares de calidad bastante altos para la creación de imágenes, por lo que, si el autor de las fotografías de aquella infame campaña de Balenciaga quisiera exhibirlas en un museo o galería, presentándolas como obras de arte, podría hacerlo sin problemas, si le montan un buen texto curatorial. ¿Tendrán las decoraciones de Chairez el mismo rigor en cuanto a la factura? Si recordamos al infame Zapata entaconado, la respuesta es un rotundo “no”.



Es evidente que Chairez volverá a salir de esta nueva campaña de marketing con todo el respaldo mediático y político posible, para después presumir, como hizo con el episodio del Zapata entaconado, que sus obras ahora valdrán más dinero, que tendrá nuevos compradores europeos y que se habrá vuelto más rico. Pero dejando de lado las obviedades que conllevan la fama envuelta en polémica, si levantamos un poco la mirada y enfocamos a otras distancias, podríamos preguntarnos: si para las instituciones culturales y académicas de un país como México, el arte es marketing y escándalo antes que talento, si ya no sirve como conector y conductor del pensamiento humano, si ya no es una puerta hacia otros universos creativos, si ya no representa visiones distintas de la realidad, si lo que importa es la campaña de marketing y no la obra, porque ésta ya fue tragada por el capitalismo, vomitada en forma de pinturas de religiosos sexualizados y avalada por las instituciones para hacer más famoso a un famoso y más rico a un rico ¿para qué sirve entonces el arte hoy? ¿Para qué se exhibe arte? ¿Importa ver arte en un museo o basta con ver polémica en redes sociales?, Y por supuesto ¿Qué papel juegan los creadores en esta decadencia institucional propia de un “reality show”? ¿Se hará marketing antes que arte? Porque en la sociedad del espectáculo, hoy un decorador ascendido mediáticamente a artista, se preocupa más por causar un gran escándalo, que por la calidad de sus obras.


Aldo Hinojosa
Artista visual nacido en la Ciudad de México. Estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, aunque su formación ha sido mayormente autodidacta. Su producción visual abarca gráfica, pintura y fotografía, a la par de una pequeña producción literaria de crítica de arte y entrevistas, así como proyectos de video y podcast.
Parte de su trabajo visual y literario ha sido publicado en los diarios impresos Crónica Jalisco y Milenio Diario, así como en la revista Resumen y los suplementos Siglo Nuevo del diario El Siglo de Torreón, y La Gualdra de La Jornada Zacatecas.
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