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La Pluma de Oaxaca

SCJN será presidida por segunda vez por un indígena oaxaqueño; obtuvo más de 6 millones de votos

La elección de Hugo Aguilar Ortiz como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) marca un hito en la historia judicial de México. Originario de la mixteca oaxaqueña y abogado, Aguilar ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Su elección, respaldada por más de 6 millones de votos, refleja un avance hacia una justicia más inclusiva y representativa.

Su trayectoria profesional es un testimonio de compromiso y lucha. Licenciado en Derecho y maestro en Derecho Constitucional por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Aguilar ha ocupado diversos cargos públicos, incluyendo asesor y director de Sistemas Normativos Indígenas en el Instituto Estatal Electoral de Oaxaca y coordinador de Derechos Indígenas en el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). A nivel internacional, ha participado en foros como la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías en Ginebra, Suiza, donde presentó ponencias sobre los derechos territoriales como un derecho fundamental de los pueblos.

Su visión de justicia se fundamenta en el respeto a la diversidad cultural y la inclusión de los saberes comunitarios. Aguilar aboga por una justicia pluricultural que reconozca a los pueblos originarios como sujetos de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Además, destaca la importancia de una justicia humanista, cercana al pueblo y comprometida con la igualdad sustantiva de género y la protección del medio ambiente.

Sin embargo, su cercanía con el partido Morena ha generado controversia. Críticos señalan que su elección podría comprometer la independencia del Poder Judicial, dado el control político que ejerce el oficialismo. A pesar de ello, la llegada de Aguilar a la SCJN representa una oportunidad para transformar el sistema judicial mexicano, incorporando la diversidad y los derechos de los pueblos indígenas en su estructura.

Primavera Oaxaqueña sí recicló a priistas del sexenio de Murat

El gobernador Salomón Jara Cruz ha construido su discurso sobre una premisa aparentemente inquebrantable: romper con el pasado priista y erradicar la corrupción que durante décadas saqueó a Oaxaca. Sin embargo, los hechos empiezan a contar otra historia. La incorporación de José Luis Leyva Toscano —un operador político forjado en las entrañas del PRI muratista— como jefe de la Unidad Administrativa en la COESFO, representa un agravio directo a las promesas que dieron legitimidad a su gobierno. ¿Cómo se justifica que un priista activo, con historial de encubrimiento y vínculos familiares de poder, administre recursos públicos desde las filas de un gobierno que dice ser de transformación?

Este tipo de contradicciones no son errores menores ni casos aislados. Revelan una doble moral que, de no corregirse, terminará por erosionar el capital político de la llamada Cuarta Transformación en Oaxaca. La protección política que Leyva Toscano recibe de su tío, Víctor López Leyva, actual titular de la SEFADER, pinta una escena que huele más a cuanique del viejo régimen que a la regeneración prometida. Aquí no hay ruptura con el pasado: hay continuidad maquillada de “progresismo”. Los nombres cambian, pero las redes de poder, los pactos de impunidad y los operadores de siempre siguen en funciones.

Lo más alarmante no es solo la presencia de estos perfiles, sino el silencio cómplice del propio gobernador. ¿Realmente ignora quiénes están moviendo los hilos dentro de su administración? ¿O prefiere mirar hacia otro lado mientras estos cuadros heredados del muratismo aseguran estabilidad política a cambio de cuotas y control territorial? La ciudadanía merece una explicación clara. Y si la respuesta es que Jara Cruz está enterado y consiente estos nombramientos, entonces el engaño no es menor: es estructural.

No se puede hablar de transformación mientras se permite que los fantasmas del PRI operen desde dentro del gobierno.Los votantes que confiaron en Morena no lo hicieron para ver reciclados a los mismos actores de siempre. Lo hicieron esperando una limpieza real del aparato estatal. Si Salomón Jara no rompe con estos intereses, su gobierno dejará de ser una esperanza para convertirse en una continuidad disfrazada. Y en política, pocas cosas son más peligrosas que traicionar la expectativa de cambio.

Diputado Mauro Cruz Sánchez presume humilde viaje en transporte público

El diputado local morenista por el Distrito 08 de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Mauro Cruz Sánchez, publicó en sus redes sociales una imagen viajando en transporte público, acompañada del mensaje: “Me dio mucha alegría viajar en el transporte público, nunca hay que perder nuestra humildad.” El gesto de “humildad y sencilles” despertó críticas contra el legislador y no es para menos.

Diversas voces ciudadanas señalaron que un viaje aislado no demuestra cercanía real con el pueblo, especialmente cuando el transporte público en la región enfrenta serias deficiencias. La publicación fue calificada por algunos como una forma superficial de conectar con la ciudadanía, mientras persisten carencias estructurales que requieren atención legislativa.

El contraste entre el discurso de humildad del diputado y la realidad de miles de ciudadanos que dependen a diario de un transporte caro, irregular y deficiente, pone en duda la coherencia entre la imagen proyectada y el trabajo legislativo concreto. Hasta ahora, no se conocen propuestas específicas de Cruz Sánchez para mejorar el sistema de movilidad en la Mixteca y que decir de Oaxaca.

Así el nivel del flamante diputado oriundo de Tlaxiaco, quien tras la lluvia de críticas borró su publicación y decidió huir de la red social de Facebook, pero las redes no perdonan aquí dejamos la captura de la gran “hazaña” de este miembro activo de la Cuarta Transformación y Primavera Oaxaqueña.

Pese austeridad funcionario de la primavera oaxaqueña presume lujos

Mientras atletas oaxaqueños recurren a rifas y ventas de comida para poder competir, el titular del Instituto del Deporte del Estado de Oaxaca, Arturo de Jesús Chávez Ramírez, mejor conocido como “El Tocho”, se pasea en una camioneta Jeep Rubicon de más de un millón de pesos. La imagen reciente del funcionario en instalaciones deportivas capitalinas resume la contradicción entre el discurso de austeridad y la realidad del despilfarro en el poder.

No se trata solo de un vehículo costoso: es el símbolo de un estilo de vida que no concuerda con el sueldo de un servidor público, y mucho menos con las carencias que enfrentan jóvenes deportistas en el estado. Mientras se cancelan becas, se reducen apoyos y se abandonan procesos de alto rendimiento, “El Tocho” acumula propiedades en Huatulco y Tlacolula sin que exista transparencia sobre su origen.

Este caso evidencia la falta de controles patrimoniales y la permisividad institucional con funcionarios que viven por encima de sus ingresos. La austeridad, en Oaxaca, parece ser un concepto que se aplica solo para los de abajo, mientras los de arriba disfrutan de lujos sin consecuencias ni explicaciones.

Si el gobierno de la 4T quiere sostener su bandera de combate a la corrupción, casos como el de Chávez Ramírez no pueden quedar en la impunidad. Porque mientras los atletas luchan por subir al podio con esfuerzo y dignidad, algunos funcionarios ya se sienten campeones del privilegio, con la única medalla que les importa: la del poder personal.

Ahí nomás.

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