Legisladora morenista oaxaqueña abandonó sus convicciones feministas
La diputada federal de Morena, Marina Benítez Tiburcio, ha mostrado actitudes que contradicen su supuesto compromiso con los derechos de las mujeres, al defender al diputado Cuauhtémoc Blanco, acusado de violación, y priorizar sus intereses políticos sobre la justicia.
Redacción Oaxaca Político.- La diputada federal de Morena, Marina Benítez Tiburcio, conocida por su defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad de género, se ha visto envuelta en una controversia que pone en duda su verdadero compromiso con estas causas. En una reciente sesión del Congreso de la Unión, Benítez Tiburcio votó en contra del desafuero del diputado Cuauhtémoc Blanco, quien está acusado de violación. Su intervención defendiendo a Blanco y minimizando el testimonio de la víctima ha generado críticas sobre su integridad como defensora de las mujeres.
Mientras en México la violencia de género y los feminicidios siguen siendo problemas urgentes, Benítez Tiburcio – diputada plurinominal- optó por respaldar a un hombre acusado de un delito tan grave, en lugar de permitir que la justicia siga su curso. Esta decisión ha dejado claro que sus prioridades no parecen estar en la lucha por los derechos de las mujeres, sino en proteger sus propios intereses políticos.
A lo largo de su carrera, Benítez Tiburcio ha demostrado que su lealtad no está con los principios feministas, sino con las alianzas políticas que le permiten conservar el poder. En su etapa en el PRI, no dudó en abandonar el partido cuando ya no le ofrecía lo que buscaba, y al cambiarse a Morena, su lealtad parece seguir el mismo rumbo, buscando asegurar su continuidad en el Congreso.
Además, la diputada oriunda del Istmo de Tehuantepec es poco conocida en su estado y su vinculación con el grupo 50+1 de mujeres ha sido vista por muchos como una maniobra política personal. En lugar de consolidarse como una figura auténticamente comprometida con la causa femenina, su trayectoria muestra que la política, más que el activismo social, es lo que la ha impulsado.
Por si fuera poco, su historial está ligado a uno de los casos más oscuros de la historia reciente del país: la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, Benítez Tiburcio formó parte de la extinta Procuraduría General de la República (PGR), institución que promovió la «verdad histórica» para encubrir los hechos. Su cercanía con ese entorno plantea dudas sobre su papel en uno de los encubrimientos más controvertidos de la historia reciente.
Marina Benítez Tiburcio sigue insistiendo en su papel de defensora de las mujeres, pero sus actos, sobre todo en situaciones clave, demuestran que sus intereses personales y políticos prevalecen por encima de la justicia y los derechos humanos. Mientras miles de mujeres en México claman por justicia, ella prefiere mantener su alineación con aquellos que favorecen la impunidad.