Parque Primavera Oaxaqueña: de emblema estatal a símbolo de abandono y despilfarro
Cinco meses después de su inauguración, el parque presenta fallas estructurales, riesgos de seguridad y se ha convertido en depósito de desechos oficiales
Redacción Oaxaca Político.- A cinco meses de su apresurada inauguración, el Parque Primavera Oaxaqueña —prometido como una de las obras emblemáticas del gobierno estatal— se encuentra en estado crítico. Incompleto, deteriorado y con múltiples fallas estructurales, el parque evidencia una preocupante falta de planeación y mantenimiento. Desde sus primeros días, el estanque comenzó a desprender malos olores por la falta de bombas, lo que provocó la muerte de peces. Hoy, gran parte del lugar está en remodelación sin que se informe con claridad qué obras se realizan ni con qué recursos.
Las deficiencias se extienden por todo el parque: el suelo reciclado presenta grietas, las porterías están rotas, los registros de luz permanecen abiertos y los postes de la malla perimetral siguen sin cercado. En la zona infantil hay hundimientos peligrosos, y en las áreas de patinaje y calistenia no existe una delimitación adecuada, generando conflictos entre visitantes. Además, hay maquinaria detenida sin operar y zanjas abiertas en el exterior que amenazan a peatones y automovilistas.
A esta situación se suma el uso del parque como depósito improvisado de desechos del propio gobierno. Maceteros que alguna vez adornaron calles peatonales ahora están arrumbados con plantas secas, mientras que esculturas de las 8 Regiones de la Guelaguetza 2024, con apenas dos meses de uso, están abandonadas y deteriorándose a la intemperie. Este panorama, que mezcla negligencia con despilfarro, ha generado indignación entre vecinos y paseantes.
«¿Cuánto más se va a gastar para corregir lo que se inauguró a medias?», cuestionó Karla C., vecina de San Juan Chapultepec, al denunciar la falta de transparencia en los nuevos contratos de obra. El Parque Primavera, que debía ser un espacio digno para el esparcimiento en una de las zonas más marginadas de la ciudad, se ha convertido en un recordatorio del costo social de las decisiones mal planeadas y de una gestión que, lejos de generar bienestar, acumula promesas incumplidas.