Familiares de personas desaparecidas y colectivos de búsqueda se reunieron en el Zócalo de la Ciudad de México para rendir homenaje a las víctimas del campo de exterminio descubierto en Teuchitlán, Jalisco.
Este acto forma parte de un luto nacional que busca llamar la atención sobre la desaparición forzada, un crimen que «se ha convertido en una pesadilla nacional» y que no es un evento aislado, sino parte de una realidad más amplia que se remonta a la Guerra Sucia y ha continuado hasta hoy.
Vigilia y exigencia de justicia
Durante la vigilia, las madres buscadoras y familiares de desaparecidos leyeron un pronunciamiento en el que recordaron que la desaparición es un horror que se ha generalizado en todo el país, afectando a muchos sectores sociales.
Aunque reconocen que este problema no comenzó en la actual administración, destacaron que tampoco se ha contenido y que el dolor se multiplica en todos los estados.
«Es momento que hable con nosotras«, dijeron las familias, dirigiéndose a la presidenta Claudia Sheinbaum. En el acto ecuménico, guardaron un minuto de silencio por las víctimas y clamaron por justicia entre lágrimas.
Mientras se realizaba la vigilia, un grupo de jóvenes comenzó a lanzar consignas contra el gobierno y a quitar las vallas que resguardan el Palacio Nacional. Frente a esta situación, elementos de la policía capitalina se desplegaron en toda la fachada principal del recinto. Sin embargo, algunos familiares pidieron que no hubiera violencia y que se mantuviera el acto pacífico.
Réplica del rancho Izaguirre
En el Zócalo, se recreó una réplica del predio del Rancho Izaguirre, con cientos de zapatos numerados y veladoras, simbolizando las víctimas que podrían haber pasado por allí.
También se escribieron palabras como «fosas», «crematorios» y «centros de reclutamiento» en el pavimento. Una manta con la frase «México no es un país, es una fosa» fue desplegada frente al Palacio Nacional.